viernes, 28 de septiembre de 2012

LA RAYITA QUE LO CAMBIÓ TODO

En plena crisis, mundial, y de los 30, el padre de la criatura (en adelante, elpadredelacriatura) y yo decidimos embarcarnos (que no casarnos) en esta aventura.
Ya véis, tan agusto que estábamos viendo la vida pasar desde los balcones de nuestro pisito latinero, y nos dió por complicarnos la vida... aburridos que debíamos estar, oye. Hacía ya tiempo que los domingos habían pasado de ser un dia de resaca, a convertirse en un dia de visita familiar a los sobrinos. Y las noches de sábado de peli-manta ganaban a las de after...

Era agosto del 2011, y acabábamos de volver de vacaciones.

Llevaba unos días sintiéndome rara... estómago revuelto, mareos, venas azuladas marcadas por ahí... lo que es sentirse rara, vamos. Creía yo que en breve iba a estar en uno de esos días en los que a las mujeres se nos fastidia la pituitaria, y nuestro sentido del olfato deja de funcionar... pero pasaban los días y mi amiga la de rojo no me visitaba...

Elpadredelacriatura opinaba que yo tenía un embarazo psicológico... psicológico, si... (a este respecto, adelantaré que 36 semanas mas tarde, también insinuó que yo no estaba de parto... y 5 horas después Olivia estaba enganchada a mi teta...) Como veréis, elpadredelacriatura es todo intuición...

En su defensa he de decir que yo también dudaba del tema... no podía ser que hubiésemos acertado a la primera. Bueno, poder se puede, pero no se... a la gente le cuesta mas, no? y además, no me ha dado tiempo a hacerme a la idea... que no hombre, que no!

Pero un domingo, después de venir de casa de los suegros, y sentir algo parecido a "asco" al olor del rape... me paré en la puerta de una farmacia, y comuniqué a elpadredelacriatura que iba a comprarme un test de embarazo.

Era domingo, si, y el Madrid jugaba su primer partido de liga. Que por qué me acuerdo de eso? porque elpadredelacriatura me miró con cara de tuestásloca, y me dijo -bueno vale, comprátelo, pero te lo haces después del partido, que si no me lo fastidias- Si... nuestra vida siempre ha sido así de romántica...

Así que entré, y pedí un test de los normalitos y baratitos... no ese que anuncian en la tele que solo le falta hablar (había que ahorrar por lo que pudiese venir), y nos subimos a casa.
Me encerré en el baño y leí las instrucciones. Hacérselo con la primera orina del día, decía, que es más fiable. Mmmmm... son las 8 de la tarde, y me acabo de beber un vaso de agua porque no tengo ganas ni de mear... bueno, ya que lo tengo aquí, me lo hago igualmente.
Elpadredelacriatura aporreaba la puerta -yaaaaa?¿?- y yo le decía -anda y vete a ver el fútbol- pues eso... todo romanticismo oiga.
Así que si, lo usé, y... no hubo que esperar ni medio minuto y ahí estaba la famosa rayita. Esa que lo cambió todo...

Elpadredelacriatura entró en el baño, y, en su linea, desechó las instrucciones, cogió el aparato, lo miró y me dijo -bah, no estás embarazada-. Pobrecito, pensé yo... esta en la primera fase del duelo, la negación...
Intenté explicarle que si, que se leyese las instrucciones, que aunque la raya fuese clarita, daba igual. Si hay raya, hay bombo... pero él erre que erre.
Así que agarré la cartera, y bajé nuevamente a la farmacia a comprar, ahora si, el test ese que anuncian, que se deja de rayas y te lo dice claramente. El test antiescépticos... para los que si no lo ven, no lo creen.
Cuando subí a casa, ahí estaba elpadredelacriatura, con el cacharro en una mano, y las instrucciones (las primeras, y únicas, instrucciones que se leyó en su vida! fiesta!) en la otra... blanco como la pared, me miró, y me dijo -si... estás embarazada- Bendito sea dios! ha descubierto la pólvora!
Aún así me hice el nuevo test... y el nuevo test habló. Y dijo EMBARAZADA, of course.

Durante unos minutos nos sentamos en el sofá, mirando al frente... en silencio... ninguno de los dos decía nada... cuando una ve en la tele las pelis (ay las pelis... cuánto daño hacen las pelis...), o los anuncios de los test esos... y la famosa y mágica rayita aparece... todo es alegría y alboroto, besos y abrazos... lágrimas... y ahí estábamos los dos, blancos y en silencio... sin tocarnos, ni mirarnos...
No se quién rompió el hielo... y dijo algo así como... bueno... pues parece que vamos a ser papás. Y ahí si recuerdo que hubo un beso y un abrazo... y alguna lagrimilla... mas de acojone, que de alegria, pero en fin... haberla, la hubo.

Lo siento... no sentí esa alegría inmensa de la que me habían hablado, creo que ninguno de los dos la sentimos... ni tuve ganas de coger el teléfono y anunciar a bombo y platillo mi estado "buena" esperanza... lo que sentí fue un vértigo tremendo, un acojone increíble, y una sensación de enquélíomehemetido que no me dejaba ni respirar... y si, era un embarazo buscado, y si, era un embarazo deseado... pero ese día mas que nunca entendí el dicho aquél de -ten cuidado con lo que deseas que puede hacerse realidad-, pues toma deseo y realidad. Ahí lo llevas...

Ni que decir tiene que esa noche los dos comimos techo como nunca... y nos dieron las 3 y las 4, si, y las 5 y las 6...

Ese día empecé a darme cuenta de que las cosas, y mas aún en el mundo de la maternidad, no son siempre como nos las cuentan, ni como nos las venden, y que no hay nada de malo, ni de extraño, en tener miedo (si no lo tengo ante el cambio mas brutal de mi vida, cuándo lo voy a tener?). Si hubiese asumido eso antes... me habría ahorrado muchos sentimientos de culpa que me invadieron a lo largo de los meses siguientes.
Pues si, necesité un tiempo para asumir mi nuevo estado... y, si bien es cierto que a lo largo de los dias siguientes empecé a estar contenta y a querer poco a poco ir haciendo pública la noticia... el vértigo, el miedo, los sentimientos contradictorios me acompañaron durante -casi- todo el embarazo...

Pero eso... ya es materia de otro post :)




miércoles, 26 de septiembre de 2012

OLIVIA

Olivia llegó a mi vida un 29 de abril, en una noche de sábado lluviosa, y con sus 3 kilos y 50 centimetros, lo cambió todo.
Nadie me había preparado para esto. Fue una revolución, un huracán que lo puso todo patas arriba y me hizo (y hace) cuestionarme todo lo que tenía claro, y no tan claro, hasta ese momento.
Olivia es la razón de este blog. Y la razón de (casi) todo lo que hago cada día.
Y por eso, princesa de ojos oscuros y mirada despierta, a ti, y solo a ti, te dedico la primera (de muchas, espero) entrada de este blog.

Te quiero, Olivia,
Mamá.